miércoles, 25 de noviembre de 2015

EL LOBO O TIGRE DE TASMANIA







El Lobo o Tigre de Tasmania,  fue un cánido/marsupial  que vivió en Australia y en Nueva Guinea. La destrucción de su hábitat y el que fueran culpados de numerosos ataques a animales de granja,  dio lugar a una caza intensiva que acabó con la  desaparición de este animal. Por cada ejemplar pagaban 1 $ y 10 peniques por cría.
 

El último ejemplar murió en cautiverio en el zoológico de Hobart (Tasmania) en el 1936, debido a una negligencia. El animal quedó aislado en el exterior del refugio expuesto a bajas temperaturas de noche y muy altas de día.

Era de aspecto como un perro grande, con  cabeza parecida a la del zorro y cola típica de los marsupiales.  Su peso máximo era de 30 Kg y podría llegar a medir 180 cm de largo y 60 de alto. Las hembras más pequeñas que los machos, poseían un marsupio con cuatro mamas.

Con pelaje corto, suave, con tonos pardos, amarillos, grises y rayas negras en el lomo hasta la cola, entre 13 y 21,  le valieron el apodo de tigre. De temperamento nervioso evitaba el contacto con las personas.

Cazaba en grupo y se alimentaban de animales pequeños a pesar de que su mandíbula, potente y con 46 dientes,  se abría en un gran ángulo. Podía dar saltos verticales.

Después de la muerte de Benjamín, que así se llamaba el último tigre de Tasmania, y ya declarado oficialmente extinto, hay quien dice haberlo visto, por lo que todavía se siguen realizando expediciones en su búsqueda.


 
 

lunes, 23 de noviembre de 2015

"EL HOMBRE DE LA MÁSCARA DE ESPEJOS" DE VICENTE GARRIDO Y NIEVES ABARCA





Vicente Garrido y Nieves Abarca nos traen este intenso thriller que pondrá a prueba la tensión y el nivel de aguante para el horror de cada lector. Un libro cargado de intriga que juega con los terrores que la imaginación de cada uno puede crear al sumergirse en el interior de estas páginas.

         Una serie de desapariciones de chicas en diferentes sitios del mundo pone en jaque a la policía, y en especial a la inspectora Valentina Negro, quien se adentrará en una tela de araña de perversión, asesinatos y vídeos snuff que la llevará a lugares donde la oscuridad es el máximo exponente. Un lugar en el que los monstruos humanos y la crueldad sin límites se dan la mano.
 
         Con esta premisa, estos dos polifacéticos autores nos deleitan con esta gran historia que entrecruza a la perfección la vida de varios personajes, cada uno de ellos construido con una riqueza y personalidad propia.
         Una historia que engancha desde el principio, siendo imposible dejar de leerla hasta llegar a las respuestas finales que, de modo inteligente, los autores nos hacen anhelar ya en el comienzo. Una trama intrincada llena de miguitas de pan que iremos recogiendo mientras nos horrorizamos con cada página y descubrimos hasta que punto es capaz de llegar la mente humana por satisfacer sus más oscuros deseos.

         En definitiva, una obra imprescindible en la biblioteca de todo lector amante de esta clase de género. Un viaje sin retorno al reino de las tinieblas, acompañados de unos protagonistas que no nos dejarán indiferentes, ya que todos tienen algo que ocultar.


martes, 17 de noviembre de 2015

LA BIBLIOTECA




Ya no entraban rayos de sol por la ventana, la tarde iba marchándose, despacio, tranquila, como suelen hacerlo en otoño.
Despertó con el cuello lastimado, se había dormido en una mala postura en su sillón cubierto por una sábana de pequeñas flores violetas, pero no, no vaía la pena engañarse una vez mas, lo hizo para no ver cómo los estantes de libros se iban vaciando. Sus libros, nadie era capaz de entender lo que significaban para ella, días, semanas, años de lecturas donde su mente viajó, soñó y vivió aquello que nunca conocería. Lloró con ellos, pasó miedo, se horrorizó y encontró historias donde el amor era correspondido.
Pero ahora su hermosa librería se vaciaba, cada día un poco, unos libros  más, y ella que conocía de memoria cada uno de ellos, sentía su pérdida, tanto, que su corazón ya enfermo no lo soportaba. La solución era mirar hacia otro ángulo, donde todavía quedaban unos pocos.

Sí, entendía que se estaba muriendo, pidió que la sentaran todas las tardes en esa salita donde pasó tantas buenas horas de lectura, pero sus familiares, se iban llevando los libros, sobretodo esas primeras ediciones tan cotizadas que se vendían tan bien por los portales de internet. Libros firmados por autores que ella poco a poco fue coleccionando con tanta ilusión. No, para ellos, eran dinero, no mucho, pero dinero y los iban vendiendo, sin percatarse que con cada libro que se llevaban, ella moría un poco más rápido de lo que le tocaba.

Hoy los contó, apenas unas docenas quedaban de sus cientos de libros, dos baldas de madera, el resto vacíos. Miró hacia la ventana, ya oscurecía pero pronto vendrían a levantarla para llevarla a a la cama, mañana quién sabe, igual ni esos quedarían, sería duro, muy duro ver toda la biblioteca sin ninguno de ellos.

Un pequeño ruido, un tintineo, como removiendo un líquido con una cuchara, pensó en su medicina del desayuno. Abrió los ojos, estaba sentada en sus sofá de la salita. ¿Cuándo la habían levantado para ponerla alli?

—¿Un té?.- le preguntó una voz desconocida.

Estupefacta se encontró una mano que le tendía una pequeña taza de porcelana con un agradable olor a té de jazmín, pero más asombrada al ver todos los estantes repletos de sus antiguos libros.
Cogió la taza temblorosa, mientras sus ojos recorrían de nuevo aquello que poco a poco se fueron llevando.

—¿Quién eres? ¿Cómo han regresado mis libros?.

La miré con ternura, como miras a tu hijo recién nacido.

Soy quien escribe esta historia, los libros los he traído yo de vuelta.

No entiendo.

Ya lo entenderás, la historia la sigo escribiendo, todavía no llegué al final, ¿Está bueno el té?

Si, gracias.

Sigue bebiendo.- le dije, sabes, anoche soñé que había vuelto a Manderley.

Jajajaja, Rebeca de Daphene Du Maurier.

Correcto, a ver: Si hijo, el amor verdadero es lo más grande del mundo.

La Princesa Prometida.- me respondió.

Otra vez correcto, voy a hacer más té, nos queda toda una eternidad para hablar de libros, pero antes  déjame escribir unas pocas líneas.

Por supuesto, es lo que debe hacer quién escribe.

Ella se puso cómoda, acercó la mesa  antes desplazada hacia la derecha, dejándo allí su fina taza, levantó la persiana para que la luz le fuera propicia al empezar la lectura. Miró su biblioteca completa, no entendía nada, pero le daba igual.

viernes, 6 de noviembre de 2015





"LA PLAYA DE LOS AHOGADOS" DE DOMINGO VILLAR







Domingo Villar irrumpe con su segunda novela después de su triunfo "Ojos de agua". En esta, presenciamos un nuevo caso del inspector Leo Caldas, quien ya consiguió hacerse un hueco en la biblioteca de miles de personas con su primer caso.
         Esta vez, un misterioso cuerpo es escupido por las frías aguas de Vigo, maniatado y con diversos golpes en la cabeza. Todo apunta a un suicidio, pero el inspector Leo Caldas, junto a su tosco e inadaptado compañero Rafael Estévez, indagarán acerca del pasado del muerto y las circunstancias que precedieron a su muerte. A medida que van escarbando, el suicidio no parece tan claro, y más cuando los conocidos del fallecido se niegan a hablar de él.
        Todo eso en mitad de un pueblo aterrado por viejas supersticiones y donde nadie es quien dice ser.
         Una trama bien hilada que mantendrá la tensión hasta la última página, haciéndonos participes de la investigación por la fluida narración y los personajes tan bien construidos. Con este segundo libro sienta las bases de una saga que promete mucho a través de un carismático personaje, anhelando y deseando su continuación en el tiempo con numerosas partes más. Aunque, viendo la forma de escribir del autor, la duda no tiene cabida. Domingo Villar es un autor en ciernes y no tarda en demostrarlo en cuanto nos sumergimos en sus páginas.




miércoles, 4 de noviembre de 2015

¿QUÉ FUE DE JACK?




Sentado en la mesa más apartada de este tugurio de mala muerte, alzo el vaso y lleno mi garganta con un nuevo trago de esta pestilencia que aquí osan llamar cerveza. Observo por la cristalera cómo el sol de la mañana baña con sus rayos a la gente congregada en el puerto, ansiosos de zarpar o ver partir a sus seres queridos. Tanteo con mis dedos el pasaje que tan secretamente guardo en el bolsillo interior de la chaqueta, protegido de miradas ansiosas y hábiles manos en el arte de robar.
            Una algarabía de voces procedente de una mesa cercana me hace ponerme en alerta. Me relajo cuando veo que se trata de una partida de poker protagonizada por cuatro hombres con aspecto de rateros. En el centro de la mesa, dos pasajes se unen al montón de dinero como premio al ganador de la partida.
            Me recuesto contra la silla sin apartar la vista de todos sitios, mientras castigo a mi cuerpo con un nuevo trago de esta aberrante cerveza. Han pasado ya veinticuatro años desde que conseguí escapar de las putrefactas calles de Londres, esquivando a una fuerza policial que, poco a poco, tensaba el lazo en torno  a mi cuello. No debí cebarme tanto con esa última puta. La gente no es capaz de entender que lo que hice fue un favor a la ciudad, una limpieza de aquello sucio e impuro. Sin embargo, lo único que conseguí fue crear una atmósfera de temor entre las estrechas mentes del populacho. Acuñé el sobrenombre de "Jack El destripador", un mote que no me desagradó y con el que intenté estar a la altura con cada ramera que caía bajo la afilada hoja de mi cuchillo.
            Miro el fondo de mi vaso y no puedo evitar asemejarlo a mi vida en estos últimos años. Años de deambular y vivir entre las sombras en una Inglaterra que se hacía desconocida a mis ojos. La prostitución, el alcohol y el desenfreno eran los dueños de la calle. Un impulso interior me obligaba a actuar, purificando todo ese pecado únicamente con mi voluntad y un buen cuchillo, pero no podía arriesgarme a quedar expuesto y ser juzgado por seres inferiores que no entendían la grandeza de mi obra.
            Tras un tiempo perdido en mi razón de ser, a punto de rozar la locura y el suicidio, una conversación tuvo lugar cerca del callejón donde, hecho una mera sombra de lo que fui, me encontraba agazapado y aterido de frío. Unas palabras acerca de un Nuevo Mundo llamado América, una tierra de oportunidades donde todo era posible. Ese día conseguí trepar por el fango de mi desesperanza y proponerme una nueva meta.
            El potente sonido de la bocina del barco me hace salir de mi ensimismamiento, comprobando que se me ha hecho tarde y que debo darme prisa si quiero subir a bordo. Salgo a la calle y puedo observar a un montón de gente congregada en las cubiertas superiores del barco, alzando las manos y hablando a gritos con los que desde el puerto observan con envidia la marcha de conocidos a una nueva tierra.
            Sonrio de felicidad mientras me encamino a la pasarela, pensando en que en aquella ciudad mágica a la que me dirijo podré empezar mi obra de nuevo ante gente que no mire con desprecio el resultado, sino que lo alabe y entienda. Sí, Nueva York será donde renazca. Y este precioso y enorme barco me llevará allí.
           Con un último paso me introduzco en el barco y me dirijo a mi camarote a descansar un poco, ansioso de que el "Titanic" ponga rumbo a mi nueva vida.