martes, 10 de mayo de 2016

Entrevista a Agustín Martínez

    —Recalculando.

            Aprieto con fuerza el volante y rechino los dientes, mirando en la pantalla del GPS el icono del coche dar vueltas en un espacio en negro. Nunca me gustó la tecnología, y más aún si no es capaz de orientarme en el culo del mundo, que es exactamente donde me encuentro.

            —Recalculando.

            —Cállate ya, trasto del demonio —vocifero dentro del habitáculo, sintiéndome al instante ridículo por descargar mi ira en una máquina—. ¿Quién me mandaría venir?

            Veo las primeras gotas de lluvia repiquetear contra el cristal del coche, provenientes de un cielo lleno de nubes amenazadoras, las cuales tapan cualquier resquicio por donde pueda colarse un mísero rayo de luz, tiñendo de gris el paisaje arbolado que colinda la carretera serpenteante por la que circulo.

            —Lo que me faltaba. Esto mejora por momentos.

            Activo los limpiaparabrisas cuando la lluvia gana en intensidad, añadiendo un problema más a mi ya de por sí desperada situación. Intento llamar por teléfono, pero la cobertura es inexistente, por no hablar de mi batería, que esta por debajo de la mitad. Definitivamente, en mi anterior vida fui un auténtico cabronazo.

            Cuando ya doy todo por perdido, unas luces giratorias en el horizonte me hacen cobrar de nuevo la esperanza. Freno con fuerza al percatarme de que es un control lo que tengo delante, evitando por poco comerme el parachoques trasero del vehículo que me precede.

            Bajo la ventanilla cuando un Guardia Civil se acerca a mi coche, calado con un chubasquero y una linterna en la mano, alumbrando con su haz mi cara y el interior de mi coche.

            —Agente, ¿me podría indicar la dirección a Monteperdido? —pregunto, cuando da por concluida la inspección de mi coche.

            —Siga recto. No tiene perdida —contesta de forma hosca, yendo hacia el coche que tengo detrás de mí para inspeccionarlo.

            Arranco y, tras unos minutos de sufrimiento durante los cuales pienso que me he pasado el pueblo, este aparece de la nada, escondido tras una intensa capa de lluvia. Sigo las indicaciones que memoricé, circulando por calles desiertas y mojadas, percatándome de como en la mayoría de las ventanas las cortinas se mueven ligeramente, cubriendo a los curiosos habitantes que intentan dilucidar quien es el forastero que circula por sus territorios.

            Aparco en la plaza del pueblo y me siento observado por los congregados allí. Sus rostros tapados por las capuchas de los chubasqueros confieren a la escena un toque tétrico. Ando entre ellos, saludando por lo bajo y sintiendo como todas las miradas se centran en mí.

            —Por fin has venido —dice Agustín Martínez, abriendo la puerta a la que he llamado—. Pasa antes de que te empapes.

            —¿Qué hace toda esa gente afuera con este tiempo?

            —Han desaparecido dos niñas del pueblo —contesta Agustín—. Los ánimos están caldeados. Pasemos al salón para la entrevista.

            Le sigo, no si antes observar por la ventana a los reunidos en la calle. Sombras cubiertas indiferentes a la tromba de agua que cae. De repente, un relámpago ilumina todo el exterior, permitiéndome, durante unos instantes, atisbar esas miradas de desconfianza y secretos. Algo esconde ese pueblo. Y no tardará en salir a la superficie.




 Agustín Martínez uno de los más importantes guionistas de nuestro país, nace en Lorca en 1975. Licenciado por la Universidad Complutense de Madrid en Imagen y Sonido, realiza sus primeros trabajos en el mundo de la publicidad pero cambia de trayectoria escribiendo guiones para televisión, entre el que destaca Al salir de clase en 1999. Desde entonces ha participado en otras muchas series como Sin tetas no hay paraíso, El don de Alba, Maneras de sobrevivir entre otros.
Su primera novela Monteperdido, un thriller psicológico, emotivo con mucho ritmo cinematográfico y lleno de sorpresas, nos lleva a un pueblo de los Pirineos, donde dos amigas Ana y Lucía de once años salen del colegio y nadie más vuelve a verlas.





1. Monteperdido, tu primer trabajo y, esperamos, no el último, viendo la calidad que impregna cada página. ¿Cómo surgió esta idea? ¿Qué influenias confluyeron para darle forma?

La verdad es que Monteperdido, en su origen, no estaba destinado a ser una novela. Trabajando para Magnolia TV, una productora de televisión, empecé a desarrollar un proyecto de 8 capítulos para una serie. Ese proyecto era Monteperdido y nacía de una imagen que hay al inicio de la novela: dos niñas son secuestradas en un pequeño pueblo y, años después localizan con vida a una de ellas. La escena en la que los policías llegan a la casa de los padres de ambas niñas, que viven pared con pared, y entran en una de ellas para contarles que han encontrado a su hija. Esa situación me generaba muchas preguntas, a las que pretendía ir dando respuesta con la historia ¿qué ha pasado con la otra niña? ¿Cómo encaja la familia que no ha tenido la suerte de recuperar a la suya la situación? ¿Cómo se adapta la niña que regresa a la vida normal después de tanto tiempo fuera de ella? Con ese planteamiento fui desarrollando el argumento de la historia. Y, en ese momento, también me di cuenta de que el ambiente en el que se desarrolla, el paisaje, iba a tener mucho peso.
Como los proyectos de televisión son muy técnicos y es difícil transmitir este valor, decidí escribir el planteamiento de Monteperdido en prosa. La idea era que esto llegara a las cadenas pero, por el camino, cayó en manos de Plaza & Janés. Tanto a David Trías como a Alberto Marcos, mi editor, les gustó mucho y, desde ese momento, el proyecto de televisión se aparcó y me centré en desarrollar la historia en formato de novela. Y creo que la decisión fue buena para Monteperdido. Lo que quería contar era más fácil hacerlo en literatura. Evidentemente, y más teniendo en cuenta cómo nace la novela, en su génesis hay muchas influencias de cine y televisión, sobre todo de Fargo o Twin Peaks.
Otra cosa ya es el estilo de mi escritura que, supongo, bebe más de otro tipo de lecturas que no tienen tanto que ver con el género por el que transita Monteperdido..


2. Nos sumerges en una trama con un hala de misterio tras el secuestro de dos niñas. ¿Qué tienen estas historias que atraen tanto al lector?

Supongo que ese miedo que podemos sentir ante historias o noticias que tratan este tema es la cercanía con las que uno las vive. El "monstruo" no es un ser ficticio, no es un Frankenstein ni un criminar estilizado, es alguién aparentemente normal, alguien que puede estar cerca de ti. Y que ese "monstruo" haga daño a las personas más indefensas, que son los niños, por un lado, da miedo, y por otro, todos sabemos que es posible.


3. La historia no está ambientada en un pueblo y en unos hechos reales, ¿cómo te has documentado para esta novela?

En cuanto a la localización de la historia, aunque el pueblo y el entorno estén "reconstruídos", parten de un referente real, que es Benasque. Conozco la zona y también me documenté a la hora de escribir la novela, pero no quería hacer un retrato exacto de la realidad: como decía, el entorno es un personaje más de Monteperdido y, de alguna forma, está diseñado a medida.
Como dices, la trama que se cuenta no tiene ningún referente real, aunque sí me documenté investigando algunos casos reales. No tanto para usarlos como referencia de la trama, como para elaorar los perfiles psicológicos de los personajes que aparecen en la novela.


4. Sara y Victor, entre todo el elenco, se posicionan como los protagonistas que tendrán que lidiar con el secuestro. Ella es Policía Nacional y él Guardia Civil. Desde el principio vemos que la mutua compañía no es agradable. ¿Por qué esa animadversión? ¿Lo quisite plasmar como algo personal entre ellos dos o hacer referencia a la cooperación en general entre fuerzas y cuerpos de seguridad?

A lo largo de toda la novela, hay una confrontación entre el exterior y el interior del pueblo donde suceden los hechos. Monteperdido es un pueblo aislado, cerrado. Y los policías que llegan, tanto Sara como Santiago, representan a ese mundo exterior que viene a resolver un problema. Algo que los habitantes del pueblo preferirían hacer por sí mismos, no quieren que nadie saque a la luz sus miserias. Victor es, en cierta forma, el representante de esa posición del pueblo, sobre todo al inicio de la novela. La barrera que Sara tiene que sortear para llegar al fondo del asusnto. Además, que cada uno perteneciera a un cuerpo del estado, con sus dificultades de colaboración, acentúa ese choque.


5 Has trabajado en varias series de televisión de renombre en nuestra parrilla televisiva. Habiendo tocado ambos campos, ¿te gustaría trasladar tu novela? ¿Lo verías como una película o serie de televisión? Sobra decir que, mientras escribías tu obra, pondrías cara a tus personajes. ¿Quién tienes en mente para Sara y Victor? ¿Y para los demás?

Como te decía, Monteperdido ya tiene un hermano gemelo como proyecto de miniseria. Ya veremos si, con el tiempo, acaba además, convirtiéndose en una realidad. Claro que me gustaría verla convertida en serie de televisión, aunque, con la experiencia que tengo, se de las limitaciones con las que se produce en este país y no se si esta historia al final, tendría mejor acomodo en el cine.
En cuanto a los actores, la verdad es que nunca imagino mientras escribo quién podría hacer ese personaje (creo que es una medida de protección de mi oficio de guionista porque casi nunca la realidad termina encajando con nuestras aspiraciones, y así no me llevo chascos). Sí que les pongo cara a la hora de crealos, pero ésta a veces es la de conocidos, gente de la calle o, quizás, un personaje de alguna película que, en realidad, no relaciono con el actor.


6 Vivimos en la era de la información. Estamos a un "click" de transmitir cualquier cosa a cualquier persona. ¿Cómo ha repercutido eso a la hora de promocionar tu libro? No podemos evitar que, con tanta red social, muchas personas destripen finales o no muestren el debido respeto a la hora de emitir una opinion. ¿Has tenido algún percance de ese estilo a la hora de hablar de  "Monteperdido" por la red?

La verdad es que la gente se ha portado y nadie ha destripado la novela en las redes, ¡al menos que yo sepa! Creo que, en general, las redes han sido de gran ayuda para Monteperdido; era mi primera novela, nadie me conocía, y que empezaran a salir críticas favorables en blogs hizo que, poco a poco, la novela fuera más conocida. Es verdad que uno se da cuenta de que, hoy en día, está completamente expuestos a los lectores. Apenas si hay filtros: la gente lee tu novela y puede recomendarla o puede despotricar contra ella con total libertad y que esos comentarios lleguen, a su vez, a mucha más gente. Es cieto que yo, al tratar un tema sensible, sí que tenía cieto miedo a esos comentarios, pero sólo puedo agradecer a los lectores su reacción. Prácticamente la totalidad de los que me han llegado eran muy positivos y, saber de primera mano, que tu historia le ha gustado a alquien es un verdadero lujo. 


7. ¿Tienes en mente otro proyecto literario? ¿No te gustaría ambientarlo en la tierra que te vio nacer?

Ahora mismo estoy escribiendo una nueva novela que, si todo va bien, saldrá a la venta en 2017. Y, auqnue no esté ambientado donde nací, si que se acerca mucho más.


8. Has tocado el thriller de forma sobresaliente con "Monteperdido", generando un suspense que a nadie dejará indiferente. ¿Qué otro género te gustaría abordar? ¿Hay alguno que pienses que te puede resultar más complicado que otro?

De momento, seguiré en este género. El thriller es por donde más cómodo me muevo y, también, un esquema narrativo que me permite abordar los temas y conflictos que más me interesan. Es cierto que, como lector, suelo elegir otros: desde la ciencia ficción al drama, quizás no tenga uno preferido y sea más una cuestión de afinidades con determinados escritores. En cuanto al más complicado diría sin dudarlo que la comedia. Hacer reír es muy difícil y hacer reír a mucha gente, aún más. El sentido del humor es algo tan personal que lograr contagiar el tuyo es algo al alcance de pocos.


9. ¿Dónde se encuentra más cómodo, realizando guiones para los demás o creando una historia propia?

Me siento cómodo en los dos lugares. En realidad, pienso que los problemas llegan cuando no sabes exactamente dónde estás. Es decir: crees que estás haciendo tu propia historia cuando en realidad escribes por encargo para otros. En cuanto a formato, me gusta tanto el guión como la novela, que he disfrutado mucho haciéndola. Depende más de en qué formato encaje mejor la historia que quieres contar.


10. Al formar parte de la literatura y el cine, nombra escritores y guionistas que sean un referente para ti. Aquellos cuyas historias que crean consiguen siempre dejarte boquiabierto.


En literatura, ahora mismo, disfruto mucho con las novelas de John Banville (que me parece que juega en otra liga), tanto como en su momento disfruté las de Bioy Casares, Boris Vian o Philip K. Dick. Pero también me gustan Bolaño o Cormac McCarthy.
Y, en cuanto a guionistas, tengo especial inclinación por David Lynch y los hermanos Coen (que, además de excelentes directores me parece que escriben guiones increíbles). En televisión, creo que el hombre que revolucionó la forma de contar historias en serie es David Chase, aunque detrás de él han llegado otros también muy buenos.